Stigler
STIGLER
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“I have more respect for a man who lets me know where he stands, even if he's wrong, than the one who comes up like an angel and is nothing but a devil.”
- Malcolm X -
Muchas veces no elegimos las guerras que luchamos. Muchas veces podemos estar tremendamente equivocados y aun así mantenernos firmes en nuestras convicciones. Joder, estoy seguro que vivir una guerra tiene que ser algo completamente dramático sea cual sea tu bando. No hay causa buena que las justifique y por mucho que se empeñen ninguno de los bandos es poseedor de la verdad. Lo peor de las guerras es que ciegan mucho antes del estallido de las bombas. A veces a las guerras las precede una fiebre que cual epidemia se apodera de las mentes. Hace perder el juicio al sensato, encoleriza al pacífico, envilece al noble y hace de los hombres menos hombres cada vez. No son extrañas las ocasiones donde vecinos e incluso amigos han terminado peleando trinchera frente a trinchera. Con la fe ciega que precisan estos actos y dispuestos a entregar su alma al diablo en la búsqueda de su particular dios. En estos momentos hay quien se olvida de la razón para no acabar en la locura que acarrea pensar. Hay quien se olvida de sí mismo, de sus principios y sus convicciones. Hay quien se descubre mucho menos persona de lo que imaginaba. Sin embargo, es posible ver rayos de luz en los momentos más oscuros. Es posible sacar algo valioso de donde abunda la basura y volver a confiar aunque sea solo a medias en la especie humana.

No comparto el bando, no tengo ni idea de si era buena persona, mala o regular, pero sí que defenderé el acto que le ha valido un calcetín por lo que ejemplifica. Porque me parece que uno tiene que darlo todo en aquello que hace, si tienes un propósito dejarte los huesos por ello. Eso no quita que dejes de lado tus valores, que renuncies a ser persona y te conviertas en una máquina. En los momentos más inhumanos es donde se demuestra verdadera humanidad. Allí donde tus valores son puestos a prueba es donde ganan valor.

Probablemente en una guerra todos iríamos de atrocidades hasta el cuello pero no todos seríamos lo suficientemente íntegros como para saber seguir viendo al enemigo como las personas que son. Reconocer que en sus casas les siguen esperando madres, esposas e hijas. Es casi imposible ver al enemigo así, respetarlo y tener los arrestos para seguir peleando. Por ello una de las tácticas más efectivas de la historia de la guerra era y es despersonificar y cosificar al rival. Los soldados tienen menos dudas si se enfrentan a acero y pólvora que si se enfrentan a personas.

No me gustan los blancos y negros. Vivo en un jodido bosque donde todo son los matices y creo que en esta vida es muy peligroso tener un bando. El mundo es complicado e intentar simplificarlo conlleva muchos riesgos. No están los buenos y los malos, no hay una manera correcta de hacer las cosas a pesar de que haya muchas incorrectas. Creo en la individualidad y en juzgar los hechos por lo que son y por donde colocan a quien los vive.

En los últimos 100 años uno de los momentos más jodidos que hemos pasado como especie ha sido la 2ª guerra mundial y desde entonces parece que hemos aprendido para no volver a caer en los mismos errores. De la segunda guerra mundial también aprendimos que los malos eran los alemanes, japoneses e italianos y los buenos el resto. Sin embargo hoy vengo a defender un acto de un piloto de caza de la Luftwaffe alemana. Uno de los llamados demonios del aire.

Era un 20 de Diciembre de 1943. La guerra ya había dado un vuelco y los aliados bombardeaban la ciudad de Bremen. Los alemanes, enrabietados salían a defender sus casas y a sus familias. El cielo era surcado por balas y bombas. Aviones cayendo en picado tras ser agujereados por cientos de proyectiles. La batalla casi había terminado, los aliados habían lanzado sus bombas y replegaban velas. Los alemanes seguían batiendo enemigos. En esta tesitura se cruza un bombardero inglés en la mira de un caza alemán. El bombardero tiene más agujeros que un colador, apenas consigue mantenerse en vuelo y a través del fuselaje se ve a su aterrorizada y herida tripulación. Un reputadísimo piloto de la fuerza de elite alemana está a los mandos del caza, 27 victorias adornan su historial de as del aire. Los soldados del bombardero saben que su destino está marcado, algunos están muertos y otros pronto lo estarán. No se arredran y prosiguen su ruta de vuelta a la base. Con la mirada al frente aguardan el fuego enemigo. Sin embargo ese fuego no llega, el caza hace un movimiento completamente inesperado y se coloca a su lado, reduce su velocidad para igualarla con el bombardero inglés e inicia un paseo totalmente contra natura en el cielo de la 2ª guerra mundial.

El dueño de esta decisión es Franz Stigler, el piloto del bombardero es Charlie Brown. Stigler ha decidido retirar su mano del gatillo y proteger a ese bombardero. Incluso poniéndose entre ellos y las propias baterías antiaéreas de tierra. A través del fuselaje da indicaciones a los norteamericanos para que se dirijan a Suecia. Charlie no entiende nada: "¿Quién es este jodido loco alemán y porqué nos ayuda?. La moneda contra la muerte siempre ha sido muerte, ¿Por qué hace lo que hace?". Sin entender nada Brown se decanta por pensar que ese alemán es buena gente y juntos prosiguen hasta abandonar las líneas alemanas.

¿En qué pensaba el jodido loco alemán? Años más tarde reconoció que en su hermano pequeño también aviador, opositor a los nazis y muerto en acción. También su mentor Roedel que siempre le decía que nunca atacara a un enemigo desarmado: "Si alguna vez descubro que has disparado a un paracaidista seré yo mismo el que vaya allí arriba y derribe tu avión". Stigler decidió arriesgarse a ser ejecutado, probablemente perdió la cruz de caballero que le habría garantizado ese derribo. Decidió que sus principios estaban por encima de sus órdenes, que valía la pena vivir bajo un código. Porque nuestros principios adquieren el verdadero valor cuando aplicarlos es difícil.

Cuando Brown llegó a la base y contó su historia, sus oficiales le pidieron que lo mantuviera en secreto. Algunos decidieron que no podías ser humano y pilotar un caza alemán al mismo tiempo. Stigler no dijo nada del incidente. Brown buscó a Stigler los siguientes 40 años y tras reencontrarse en 1990 fueron amigos íntimos hasta la muerte de ambos en 2008.

Las circunstancias que vivimos no nos definen, nuestros actos sí.

Un abrazo

Mr Bellota

P.d: Podéis leer toda la historia en “A higher call” de Adam Makos y escuchar esta historia en la canción de Sabaton “No bullets fly”, además están preparando una peli.
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