Gila
GILA
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“It is the sweet, simple things of life which are the real ones after all.”
- Laura Ingalls Wilder -
La inteligencia y el sentido del humor siempre han ido de la mano. Para saber reírse del mundo que nos rodea se necesita una visión clara y precisa de la vida y su maquinaria intrínseca. No puedes esperar mucho de quien no sabe reírse de sí mismo. No recuerdo quien decía que en el futuro, si llegásemos a la inteligencia plena no está claro que la bondad fuera una característica de esa sociedad pero sin duda la inteligencia plena conllevaría un sentido del humor exuberante. Hoy en día estamos lejos de esa inteligencia plena y hombres rectos y secos como un puñado de trigo abundan en las calles. De expresión circunspecta y que se toman así mismo tan en serio que le hablan de usted a su reflejo: “Don Pedro, tiene usted un rictus loable. Su severidad le ilumina la cara y el palo que baja de su nuca al coxis es de una rectitud envidiable. Debe usted estar orgulloso de no haber soltado nunca una risa desmedida ni haber sido nunca causa alguna de carcajada”. Son aquellos que nunca dirán una palabra de más, que siempre mantendrán la compostura y nunca nadie les pillará en un renuncio. Son aquellos que se garantizarán un lugar de privilegio en la grada donde se ve la vida pasar.

Es cierto que la vida es seria. Injusta, dura y jodida en ocasiones. Pero por eso mismo si nos tomamos todo tan en serio el camino se hace muy cuesta arriba. El humor y la risa tienen una capacidad asombrosa para curar los días más grises. Según Freud, el humor es el mayor mecanismo de defensa del ser humano. Muchas veces la capacidad de equivocarse tiene que estar asociada a la de reírse de uno mismo. Si nos aterra ser el hazmerreír de alguien, complicado que hagamos algo que valga la pena. Es complicado enfrentarse a todos los problemas sin relativizar y ser capaz de salirte un poco del embrollo para darle otra perspectiva. El omnipresente en cuanto a citas se refiere Einstein ya decía que su creatividad e imaginación eran frutos de su sentido del humor. De su capacidad de seguir mirando el mundo con los ojos y la ingenuidad de un niño ya con el conocimiento de un adulto.

Tipos de humor hay muchos, desde el humor más negro, no para todos los estómagos, al chiste fácil de rápida digestión. Sin embargo hoy me gustaría hacer una loa al humor surrealista y absurdo de aquellos que ya van de vuelta de todo. De los que han visto lo mejor y lo peor de lo que es capaz de ser el ser humano y han decidido quedarse con lo mejor, o tan siquiera. Les Luthiers, Javier Krahe, Gila, los Monty python… Todos han hecho gala de un humor surrealista donde la inteligencia va mucho más allá de lo aparente. No necesitan engañar a nadie, no pretenden ser nadie que no sean y lo único por lo que luchan es por el noble arte de arrancar una sonrisa y, si fuera posible, una reflexión tras ella. Ingenioso en la forma y áspero en el fondo. Desprenden de heroicidad y el halo sagrado a muchos lugares comunes, la heroicidad de la guerra, el miedo de los asesinos, el amor, el sexo … Hacen honor al refrán la comedia es solo el resultado del dolor y el paso del tiempo.

Entre ellos, yo siempre he tenido a Gila un cariño especial. Desde niño me ha hecho reír y con el paso del tiempo he aprendido a apreciar su historia. Él fue capaz de desdramatizar una Guerra que nos sigue ocupando. Sin olvidar, pero mirando hacia delante. Muchas veces pasamos demasiado tiempo mirando hacia atrás cuando es en el futuro donde pasaremos el resto de nuestras vidas y lo único que podemos cambiar. Esto Gila lo tuvo muy claro, fue capaz de hacerse humorista tras vivir una guerra terrible, pasar por la cárcel y ser fusilado. Él fue capaz de mirar hacia atrás y decidir que merece la pena cerrar esa puerta. Mirar hacia atrás y sin rencor decir: “Nos fusilaron, pero nos fusilaron mal”.

El rencor debería ser el octavo pecado capital a pesar de que no crea en el pecado. Es una afrenta contra ti mismo porque te impide mirar hacia delante y disfrutar de lo mucho bueno que tiene que ofrecer la vida. Para disfrutar hay que aprender a vivir con entusiasmo las pequeñas cosas que nos ofrecen los días. Hay que reír siempre que tengamos ocasión y buscar ocasión cuando ésta no se presente. Puedes elegir como afrontas los subebajas, pero sin duda si eres capaz de no perder la sonrisa, le estarás sacando un cuerpo de ventaja al mundo.

Piénsalo, quítate la tontería de encima e intenta averiguar si hay algo más importante que reír un ratito cada día. Si yo tengo que elegir con quien comparto mi vida sin duda elegiré a gente con la que me pueda reír. Amigos de los que me pueda reír y que se rían de mí. Gente que en torno a una cerveza, una copa o una mesa, no se tomen a sí mismos demasiado en serio. Personas que saben disfrutar de las cosas buenas y poner una sonrisa en su cara y en tu cara a pesar de las cosas malas. Incluso en los momentos más jodidos el humor ayuda a restar dramatismo. Recuerdo una vez que tuve un accidente y llamé desde el hospital a mamá Bellota: “Mamá, tengo 2 noticias. Una buena y una mala, ¿Cuál quieres primero?... La buena… La buena es que sigo vivo…ERES IDIOTA@#jdc$xx”. La pobre no era la primera vez que se enfrentaba a mis noticias desde el hospital pero os prometo que en esas horas nadie era capaz de quitarme la sonrisa de la cara. Había pensado que no llegaba y ahora ya me importaban poco los puntos, las heridas y el resto.

No hay nada más serio que el humor y por ello hay que agradecer a todos los que endulzan nuestras vidas con él.

Un abrazo

Mr Bellota

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